Como máquina exportadora y con especialización en las mercancías, China provee a México de objetos que responden a ciertas necesidades, objetos estéticamente atractivos, de fácil acceso por sus bajos costos, pero fabricados con materiales de baja calidad que los hacen casi desechables; pues solo se trata de solucionar superficialmente una necesidad.
Con la globalización y los acuerdos comerciales, los productos chinos son cada vez más comunes en los distintos sectores de la economía de nuestro país, invadiendo la economía local desde el exterior, ¿Qué pasaría si el museo no fuera la excepción?
En este sentido, el fenómeno ofrece una visualización general del resultado, un cadáver del poder expansivo de la economía china sobre las economías locales, una analogía que retoma conceptos cercanos a la biología y los pone en la mesa como una puesta en escena de un fenómeno muy cercano a todas las industrias culturales.
